Esta creencia es un malentendido de lo que realmente representa el sudor en nuestro cuerpo. El proceso de sudoración es una respuesta natural y necesaria del cuerpo humano para regular la temperatura interna.
Cuando realizamos actividad física, la temperatura corporal aumenta y, para contrarrestar ese calor, el cuerpo produce sudor, que al evaporarse en la superficie de la piel, produce un efecto refrescante. Factores como la temperatura ambiental, la humedad, nuestra genética y hasta la ropa que llevamos puesta pueden influir en la cantidad de sudor que producimos.
Por lo tanto, dos personas haciendo el mismo entrenamiento en el mismo ambiente pueden sudar en cantidades diferentes, y eso no significa que una esté trabajando más duro que la otra.
Es fundamental comprender que la intensidad y eficacia de un entrenamiento no se mide por la cantidad de sudor producido. Indicadores más precisos del esfuerzo pueden incluir la frecuencia cardíaca, la fatiga muscular o incluso la capacidad de mantener o mejorar el rendimiento en un ejercicio específico a lo largo del tiempo.
En lugar de usar el sudor como barómetro de la efectividad de un entrenamiento, es recomendable prestar atención a cómo se siente el cuerpo, seguir un plan estructurado y, si es posible, contar con el asesoramiento de profesionales en la materia.
Fuente: planetatriatlon.com